En el discurso Nobel de Vicente Aleixandre, vemos la importancia en su carrera de la solidaridad, entre poetas y también entre la gente común. Aunque presentó este discurso después de ganar probablemente el premio más prestigioso del mundo literario, eligió no hablar de si mismo, sino de otros escritores. Aleixandre dice, “estimo que un premio como el que hoy recibo es un reconocimiento a la tradición literaria en la que el autor se ha formado” (61). Para él, el premio de ganar el Nobel no es sólo para su trabajo, sino para todo que han hecho los escritores españoles, y después de ese comentario hay una lista de al menos de catorce más artistas. En las sociedades capitalistas, a menudo la gente cree que si una persona quiere ganar, otra tiene que perder, y entonces no es posible tener éxito sin romper los sueños del otro. Claramente, Aleixandre rechaza este principio, y además cree que su éxito como poeta no ha sido posible sin las contribuciones artísticas y culturales de muchos que vinieron antes de él.
También, en su mente el trabajo de un poeta es ser una voz de toda la gente, especialmente la gente común y los que no tienen una voz en la sociedad. Es probable que fuera bisexual, pero nunca habló de esa parte de su vida en público, entonces sabía cómo se siente ser parte de un grupo marginado. En sus palabras, la poesía debe ser la voz “de la colectividad, a la que el poeta presta, por un instante, su boca arrebatada” (62). La visión de la poesía como una voz de la comunidad y el poeta como un producto de todos los que vinieron antes es tan hermosa, y todos debemos pensar más como Aleixandre cuando pensamos en la poesía.