La escena de publicación en Puerto Rico  

En Puerto Rico, la escena de publicación es difícil. A diferencia de otros países latinoamericanos como Colombia, México, Argentina o Chile, el Estado no tiene editoriales importantes, tampoco ofrece casi ninguna subvención a los y las escritores. Por lo tanto, el trabajo de publicación depende de editoriales pequeñas como Editorial Educación Emergente, Ediciones Callejón, Trabalis, La secta de los perros, Riel, entre otras, que con gran esfuerzo publican. En mi caso, he publicado en editoriales puertorriqueñas como Editorial Educación Emergente que hacen un trabajo encomiable e importante de publicación.  

Lo mismo pasa con el proceso de distribución de libros, que es casi nulo. Entonces es difícil ese movimiento de la literatura de Puerto Rico hacia otros lugares. A Estados Unidos llegan, sobre todo porque hay muchos puertorriqueños en la academia norteamericana, en los departamentos de literatura, y también por otros académicos norteamericanos que están interesados en el tema del Caribe, pero la distribución es bien difícil. Sin embargo, mi primer libro de relatos, Crímenes domésticos (2008) fue publicado en la editorial chilena Cuarto Propio, editorial que tiene muchísimo prestigio en latinoamericana. 

Así que para mí fue realmente increíble que Marisol Vera, la directora, acogiera mi libro porque allí han publicado escritoras de la talla de Díamele Ditt y Guadalupe Santa Cruz.    

Pero luego he publicado básicamente en dos editoriales puertorriqueñas, Ediciones Callejón, donde publiqué mi segundo libro de cuentos Espacios de color cerrado (2012), y mi tercer libro Geografías de lo perdido (2018). Luego, publiqué en Editora Educación Emergente la reedición de Crímenes domésticos (2019). En esta segunda edición se incluye un prólogo bellísimo de la poeta puertorriqueña Mara Pastor.  Mara discute la importancia de las manos, las garras y el agarre en el libro. EEE también me publicó Contar donde cuento (2018), que es una especie de poética sobre el género cuento, y mi último libro Archivo Rural (2022), que es de autoficción y cuentos sobre sobre las mujeres tabaqueras puertorriqueñas de principio de siglo.  

La literatura puertorriqueña es una literatura fuerte, interesante con gran variedad de temas, estilos y perspectivas. Hay muchas escritoras y escritores jóvenes que tienen proyectos bien interesantes con temas y perspectivas noveles; desde el cuestionamiento de la colonia, la asunción de género, hasta propuestas de literatura fantástica y distópica.  

Sobre Crímenes domésticos 

Me preguntas por el título. La forma en que llegué a ese título es cómica. Leía una entrevista a Alfred Hitchcock, y leo su famosa cita “all the best crimes are domestic,” y me dije, ahí está, Crímenes domésticos, ese es el título que amarra los cuentos que estoy escribiendo. Porque de alguna manera todos los personajes femeninos de mis cuentos son criminales en un sentido metafórico de la palabra. Si pensamos que la criminal es quien rompe la ley, quien se mueve fuera de la ley, quien de alguna manera transgrede la ley, todas esas protagonistas de alguna manera transgreden las normas sociales de lo que es lo doméstico.  

Mi interés principal fue cuestionar uno de los lugares de sacrificio de la cultura o quizás el lugar de sacrificio de la cultura por excelencia, que es la madre, y a la misma vez quise cuestionar el lugar de lo doméstico, cuestionar también esa división de nuestra sociedad entre lo privado y lo público; lo doméstico y lo público; lo “reproductivo” y lo “productivo”. Es importante para mí cuestionar ese dogma del instinto maternal que ha sido utilizado para diseñar de forma muy antagónica ambos espacios. De alguna manera quise pensar, repensar y desafiar esa estructura de poder contra las mujeres y el dogma de las mujeres como el centro de ese espacio doméstico. Porque de alguna manera el dogma de la maternidad como sacro tiene unas repercusiones importantes. De alguna forma es apropiarse del cuerpo femenino y, a la misma vez, es también colocar la maternidad como el único interés o la experiencia central de las mujeres. Es obvio que no tiene que ser así  

La filósofa francesa Elisabeth Badinter discute cómo la idea del instinto maternal asegura a la iglesia, al estado y, sobre todo, al capital, una nueva clase de esclavitud: las mujeres. Así las mujeres se encargan de todo ese trabajo no pagado, que es el de la reproducción y la reproducción del elemento más importante para el capital, que es el cuerpo, el cuerpo humano. 

Así que esa idea de que la maternidad es una construcción cultural es central a mis Crímenes Domésticos. Es idea de la maternidad y del instinto maternal como invento cultural es bien sugerente y nos puede hacer reflexionar sobre ese espacio que, además, pensamos muy familiar: el espacio de la casa. Entonces, al volverlo ominoso, al volverlo extraño, al volverlo siniestro—porque en muchos de mis cuentos ese espacio familiar se vuelve siniestro, horroroso—provoca que repensemos ese lugar de lo doméstico, resemantizándolo y cuestionándolo. 

Fíjate cómo el estado se apodera de nuestro cuerpo en la reciente decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos sobre el derecho al aborto. Al revocar en 2022 Roe vs Wade acontece una terrible vuelta atrás. Hemos perdido el fundamental derecho a la autonomía sobre nuestro cuerpo. 

Parece impensable que todavía nosotras no podamos tener control sobre nuestros cuerpos, ni control sobre nuestros deseos. Entonces, somos sujetos de segunda clase, ciudadanas de segunda porque no tenemos derechos sobre nuestros cuerpos como los tienen los hombres.  

Pienso que la literatura es un magnífico espacio para las criminales, las que quieren de alguna manera romper y cuestionar los estereotipos y las normas sociales. Esa es una de las funciones y posibilidades del arte y la literatura. Dentro de la literatura, una tiene espacio para poder cuestionar y reescribir guiones que sean más humanos. Todavía se piensa en la maternidad como un lugar de sacrificio. Una quiere que las próximas generaciones de mujeres puedan tener otros guiones que les ofrezcan otras posibilidades de ser. Es de los aspectos más importantes de la literatura.  

 

Sobre los temas de las manos y la voz en Crímenes domésticos 

Uno de los primeros instintos nuestros como seres humanos es agarrarse. Además, a través de las manos conocemos el mundo y lo que nos rodea; es una de las formas en que los humanos accedemos al mundo y a lo que nos rodea. Dentro de la relación de una madre con sus hijos, las manos son absolutamente importantes. Son las que tranquilizan, las que dan amor, las que regañan, las que pegan. Es decir, de las partes del cuerpo, las manos, como la boca y los senos, son partes fundamentales. 

Igual es la voz, que también trabajo mucho en el libro. La voz es importantísima. Son esos espacios del cuerpo que transmiten las sensaciones, que transmiten los sentimientos entre esa madre y esa hija.  

En “Hermosas garras” la hija tiene uñas largas. Tenerlas parece ser su venganza sobre su madre, su forma de separarse de ella, acción absolutamente necesaria para convertirse en un sujeto, en un ser humano independiente, capaz, inteligente. Hay que separarse de la madre en algún momento y la manera que el personaje de la hija utilizó fue dejarse garras. De ahí su obsesión con las garras, pintárselas, hacerse las uñas y hablar con la manicurista. 

Es el proceso que ella tiene que hacer para crecer, para volverse un individuo. La niña del cuento “Tortita de manteca” se come las uñas.  Ese personaje nos provoca pena porque evidentemente se siente desplazada por su hermanito recién nacido.  Así que comerse las uñas era su manera de resolver su ansiedad, que es una manera bien común de resolver la ansiedad.   

La niña logra a través de la palabra, a través de la escritura, de los mensajes a su prima, resolver muchos de sus problemas. Ella entonces accede o por lo menos tiene la palabra y la escritura, esa conversación, esa comunicación que tiene por escrito en los e-mails con su prima, la ayuda de alguna manera a ventilar y resolver su ansiedad y su tristeza por el abandono de la madre, porque la madre la abandonó de pronto, así de golpe y porrazo.  

El epígrafe del cuento es parte de “Tortita de manteca”, una canción que se canta a los infantes en Puerto Rico. “Tortita, tortita, tortita de manteca, para mamá que me da la teta. Tortita, tortita, tortita de casabe, para papá que no lo sabe.” 

Yo no conocía esa versión, que me dio una amiga. Me sorprendió la insinuación incestuosa de la canción infantil. Es un poco lo que pasa en el texto. Esa mamá que se obsesiona con su hijo, ese enamoramiento de la madre con su hijo que hace que se vaya del hogar, provoca que abandone al resto de la familia.