Mientras leí la obra, entendí porque Don Juan Tenorio es tan popular hasta este día. En un mundo de reglas sociales, el es un hombre que no le da mente a las consecuencias y vive como quiere. En muchas formas, es la encarnación del movimiento del romanticismo. Él valora sus deseo sobre la razón, no sigue las reglas que los otros le ponen, y está muy interesado en lo erotico hasta que la pasión y la fuerza de su amor por Doña Inés lo cambia.
De hecho, el cambio entre Don Juan de un hombre sin reglas a un hombre arrepentido me fascinó mucho. Encontré brillante que este cambio es representado a través de la repetición de algunos de sus versos más famosos. En la escena siete, Don Juan nos cuenta sus aventuras durante este año pasado. Alardeando, dice “la razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé” (502-504). Él está orgulloso de vivir únicamente para su beneficio. No le tiene lealtad a nadie y no valora las leyes y los sentimientos de los otros. Pero, años después, viendo cómo su estilo de vida había arruinado su oportunidad para tener el amor verdadero en la tierra, se arrepiente. Repite las mismas palabras en los versos 3729-3732. Esto es un cambio total para Don Juan, como si viendo las estatuas de todos los personajes de su vida que ha lastimado lo hizo tener perspectiva en cómo sus acciones habían destruido sus relaciones personales. Es muy interesante como las mismas palabras pueden tener un significado completamente diferente dependiendo del contexto.
Tampoco sé cómo me siento sobre el final de la obra. Siento que Don Juan casi no sufrió por sus crímenes y dejarlo salvarse en los últimos momentos no es justo para la justicia de las personas que mató. Siento que esto da el mensaje que uno puede vivir la vida que quiera sobre la tierra sin consciencia de las consecuencias y solamente arrepentirse antes de morir para ser salvado.