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Características románticas de Martín Fierro

Creo que una de las características más románticas de Martín Fierro es que se distingue de la sociedad conformista. El hecho de que Fierro cante su narrativa acentúa la estética de la experiencia humana. Antes de unirse al ejército, él vivió en las Pampas, donde cantó su canción y amó a su familia. Nosotros lectores podemos ver en esto que Fierro es parte de la tierra, dispuesto a vivir una vida que funciona por lo que él valora. Es decir, no busca convertirse en algo que no es. Fierro también reflexiona sobre su vida en un estilo que recuerda a la poesía épica. Ve la vida del gaucho como difícil pero libre y revela el machismo asociado con su identidad: “Yo soy toro en mi rodeo / y torazo en rodeo ajeno, / siempre me tuve por güeno / y si me quieren probar, / salgan otros a cantar / y veremos quién es menos” (v. 61-66). Para Fierro, el gaucho es un hombre que puede cuidarse en el duro entorno del campo argentino. Según él, “ni la víbora me pica / ni quema mi frente el sol” (v. 83-84). Fierro también utiliza sus propias luchas de vida para comparar sus acciones con las del gobierno. Nos cuenta cómo se vio obligado a luchar contra los indígenas y dejar atrás a sus hijos, esposa y estancia. Tristemente, el gobierno nunca le agradeció por su servicio: “y andaba de un lao al otro / sin tener ni qué pitar” (v. 1142-1143). Estos versos podrían ser una sutil propaganda antigubernamental de José Hernández, quien criticó al gobierno por aprovecharse de los gauchos honestos y trabajadores.

Los valores de los gauchos

Mientras leí El gaucho Martín Fierro, el libro de José Hernández, la obra me introdujo a la idea de la poesía gauchesca y los guachos. Antes de leer, no he sabido nadie sobre los gauchos y sus maneras de vida en Argentina. Pero, me encanta como Hernández ilumina los valores de los gauchos. Según el paquete, los gauchos eran feroces y ellos tenían sus propios códigos de honor. Así se puede entender este código con las acciones de Fierro. En el Canto I, Fierro dice “Y sepan cuantos escuchan de mis penas el relato, que nunca peleo ni mato sino por necesidá…” (Línea 106). Se describe como hombre de honor, que solo necesitaría usar la violencia si otra persona le instigaba.

Sin embargo, con este código, también Hernández muestra las tensiones raciales en Argentina durante el siglo. En el Canto VII del libro primero, Fierro entra un baile y se emborracha. En esta escena, instiga una pelea, sin razón o necesidad, con un hombre moreno (la pelea empezó después de Fierro la insultó a su novia). Aquí, es un rompe en sus valores, pero en la mente de Fierro, todavía presentó la historia como algo más valiente. Dice, “Y ya se me vino al humo como a buscarme la hebra.” (Línea 1190). Con esta frase, el moreno parece culpable por la lucha, y que Fierro solo fue reaccionado a sus acciones, en vez de lo ocurre en la realidad.

Al final, lo más interesante del argumento es el cambio en los pensamientos de Fierro sobre la raza. En el primer libro, Fierro mencionó que los hombres blancos son mejores de los hombres negros, y que los hombres negros son del diablo (línea 1174). Entonces, en el segundo libro, Fierro cambió, y sermoneaba por la igualdad debajo el Criador y el cielo. En realidad, no sé la razón por este cambio, pero pienso que es una oportunidad para mostrar la habilidad por la gente de Argentina ser más aceptable de todos el pueblo de su país.

El Privilegio y el Racismo de Martín Fierro

El privilegio y el racismo son unos tema muy prominentes en el poema “El gaucho Martín Fierro” de José Hernández. Fierro es un criollo, así que él está en la cima de la jerarquía social. Su grupo tiene lo más poder de todos, y él sigue las normas de la gente de su clase social: “Mas ande otro criollo pasa / Martín Fierro ha de pasar…y dende que todos cantan / yo también quiero cantar” (25-26, 29-30). Esta cita muestra el poder de las normas sociales y las maneras en que la gente poderosa pueden mantener su poder. Fierro sigue el ejemplo de la otra gente criollo, así que desarrolla muchas creencias parciales. Además, Fierro piensa que él es invencible. No ha tenido muchas luchas en su vida porque es tan privilegiado. Dice, “Soy gaucho / y entiendaló / como mi lengua lo esplica, / para mí la tierra es chica / y pudiera ser mayor / ni la víbora me pica / ni quema mi frente el sol” (79-84). Fierro expresa que puede hacer lo que quiera sin ninguna consecuencia. Una víbora no le va a picar, y el sol no le quema. Esta muestra que él puede hacer todo comoquiera porque tiene tanto privilegio. Él no tiene que preocuparse con la posibilidad de ser discriminado, y puede vivir su vida sin pensar de otra gente porque él puede tener todo lo que quiera.

Fierro es ciego en muchas maneras por su privilegio. Tiene creencias racistas porque piensa que su raza es mejor que otra: “A los blancos hizo Dios / a los mulatos San Pedro / a los negros hizo el diablo / para tizón del infierno” (1173-1176). Él cree que los blancos son mejores que todas otras personas por su raza. Él nunca ha interactuado con la gente de otras razas y simplemente sigue las creencias de los otros criollos. Sin embargo, Fierro aprende una lección sobre la igualdad al final del poema. Él descubre que todos son iguales y es malo creer que una raza es mayor que otra: “Dios hizo al blanco y al negro / sin declarar los mejores…y a naides le quita fama / lo que recibió al nacer” (estrofas 1067 y 1068). Después de hablar con el hermano de un hombre que Fierro asesinó, Fierro se da cuenta que todos son iguales. Quizás, este descubrimiento le ayudará a reconocer su privilegio como hombre criollo.

Los gauchos en tiempos modernos

La descripción de los gauchos me recuerda sobre ciertos grupos hoy en día que son emblemáticos de un grupo fuera del grupo dominante, como los liberales urbanos en este contexto. Más específicamente, hay algunas similitudes entre el grupo gaucho y los partidarios de Trump. Obviamente, porque las épocas son distintas, los grupos no son totalmente iguales. Sin embargo, es interesante contemplar cómo algunos componentes de cada grupo son similares, y por qué (y cómo hay similitudes entre los dos a pesar de que muchos años los separan). Finalmente, la literatura de José Hernández, como Martín Fierro, hace un buen trabajo de liberar a los gauchos de las imágenes bárbaras y en lugar de eso tratar de humanizar a estas personas. Aunque la situación política es un poco diferente hoy, el concepto de la unidad sigue siendo un componente integral de nuestra sociedad. Siempre es muy importante encontrar un terreno en común para unificarnos.

Primero, la similitud más obvia entre los gauchos y los partidarios de Trump es cómo muchos de sus seguidores viven un estilo de vida rural y son “el alma de la nación.” Además, muchos de los liberales urbanos de este tiempo menospreciaron a los gauchos porque pensaban que sus estilos de vida no eran ni sofisticados ni civilizados (y por eso, pensaban que los gauchos impedían el progreso). Esta idea es similar a las actitudes negativas que muchos de los liberales, particularmente los liberales instruidos, tienen hacia los partidarios de Trump. En vez de aprender sobre sus perspectivas, y porque ellos tienen su sistema de creencias, a veces las personas en contra de Trump asumen que sus seguidores son estúpidos. La mayoría de las veces, esta situación amplifica las tensiones entre los dos grupos, y como resultado, crea una mayor división entre los dos. 

Los mensajes presentes en Martín Fierro, escrito por José Hernández, humanizan a los gauchos. Por ejemplo, el hablante de la obra es un gaucho sí mismo. Por eso, la obra encarna las ideas y el alma del gaucho. La obra también complementa cualidades positivas del gaucho, por ejemplo cuando dice, “nada lo hace recular ni los fantasmas lo espantan…” (Canto I, líneas 27-28). Obviamente, esta línea enfatiza el coraje y valor del gaucho. La obra también representa la fuerza del gaucho cuando dice “…ni la víbora me pica ni quema mi frente el sol” (Canto I, líneas 83-84). Las líneas como estas ayudan a los gauchos a sentirse orgullosos sobre su identidad, y crean el potencial de unidad entre estos dos grupos sociales. Aunque los partidarios de Trump y las personas en contra de Trump no necesitan estar de acuerdo de todo, me aprecio mucho la posibilidad de más unidad.

La representación de los guachos

Lo que me fascinó más con los poemas de Jose Hernández fue su representacion del protagonista Martín Fierro. Normalmente, los escritores representan a un personaje de una forma específica para influenciar cómo las audiencias reciben a ese personaje. Por ejemplo, si un autor quiere enseñar que todos pueden cambiar y ser mejor personas, van a comenzar con un personaje que es inicialmente muy malo y después se mejora como pasó con Don Juan en “Don Juan Tenorio.” Esto ayuda a representar una progresión clara y nos da la lesión que todos podemos cambiar. Pero, encontre con los poemas sobre Martín Fierro que no sabía cómo sentir me de él o si representaba a los guachos de una forma positiva.

Al comienzo del canto uno en el primer libro, sentí lástima por Gaucho pero eso fue cambiando a lo largo de la historia. En el primer canto, somos introducidos a un hombre que ha sufrido mucho. Como el describe en el verso 85, nació “como nace el peje en el fondo de la mar”, con nada que sostenerse y ha pasado su vida huyendo del sufrimiento, queriendo vivir “tan libre como el pájaro en el cielo” (91-92). En los versos 109-114 nos explica más de su desgracias y cómo es mal recibido por las otras personas. Todo esto me hizo que tuviera lastima, pero esto cambia lo más que lo conocí. En el séptimo canto, vemos como trata de seducir a una mujer y termina matando a un hombre. Lo que me sorprendió de esta situación y me hizo verlo diferente es que el exotiza a la mujer y al hombre, constantemente comparándolos con animales. Creo que esto es para decir que Martín Fierro ve a los negros como más bajo que él y por eso no valora sus vida tanto. Justifico la muerte del hombre con versos como “pa dejar un diablo menos” (1236), lo cual me hace pensar que él no se arrepiente por lo que pasó.

José Zorilla: un escritor romántico prototípico

En Don Juan Tenorio, otros hombres envidian a don Juan y desean ser como él para vencerlo en su propio juego. En este sentido, José Zorrilla es un escritor romántico prototípico. La tendencia de la literatura del siglo XIX es exaltar a los personajes que son rebeldes individualistas y que desafían las normas de la sociedad y las leyes del hombre y de Dios. En las versiones anteriores al siglo XIX (como la de Tirso de Molina), esta visión de don Juan puede haberse expresado, pero no explícitamente, en parte debido a la censura y en parte porque los propios escritores no habían adoptado todavía la mentalidad desafiante y anti-religiosa que caracterizaría más tarde el período romántico.

A lo largo de la historia, don Juan parece abrumado por la pureza y la belleza de doña Inés. Es como si su naturaleza diabólica previamente ahora tiene el potencial de convertirse en algo angélico. Esto, sin embargo, precipita la tragedia: la capacidad de don Juan de amar genuinamente a una mujer resulta, irónicamente, en su destrucción. Don Luis quiere venganza por haber seducido a Ana, prometida de Luis, y don Gonzalo no cree, como se esperaba, que don Juan tiene intenciones “honorables” hacia su hija Inés. Don Juan, entonces, se ve obligado a matar tanto a Gonzalo como a Luis porque no puede tener a doña Inés.

El tratamiento de Zorrilla de la historia es un re pensamiento romántico, una interpretación no basada en los conceptos de pecado y culpa sino en la naturaleza dual, o multifacética, de los seres humanos, que contienen dentro de sí mismos tanto el bien como el mal. Don Juan hace la elección, inesperadamente, y quizás poco realista, de abandonar su estilo de vida de seducción y crimen cuando se encuentra con doña Inés. Tanto sus defectos como las mejores cualidades que tiene en él lo llevan a esto, y la tragedia resultante de matar a Gonzalo y Luis tiene el efecto de destruir y salvar a don Juan. De esta manera, Don Juan Tenorio es una típica yuxtaposición romántica de opuestos, en la que se celebran las complejidades y cualidades inesperadas de la naturaleza humana.

Un final inmerecido

Esta semana, leímos Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Durante leer, estaba fascinado con su descripción del protagonista (don Juan) y también su arquetipo (de “malo chico”.) Me recuerda un poquito de Lope de Vega, en la película Lope, donde los valores del protagonista no se alinean con los valores de la edad, y que hay un sentido de arrogancia en sus acciones y sus habilidades.

Entonces, la escena que quiero enfocar es el final, donde don Juan recibe su salvación con la ayuda de doña Ines. Es un final, que en mi opinión, es inmerecido. Después de una vida de seducción, engaños, y violencia, don Juan no merece la salvación. El escultor lo dice mejor cuando él describe a don Juan como, “Un mozo sangriento y cruel que, con tierra y cielo en guerra, dicen que nada en la tierra fue respetado por él. Quimerista, seductor y jugador con ventura, no hubo para él segura vida, ni hacienda, ni honor.” (94). Es un hombre de pecado y fraude, no un hombre de Dios y el cielo.

Además, estoy enojado con el final porque envía un mensaje sexista a la audiencia. Esta salvación con la ayuda de doña Ines, perpetua la idea que las mujeres siempre van a ayudar a los hombres, y que sus papeles más importantes es su subordinación a los hombres. Y ahora, con ejemplos modernos de don Juan que mencionamos durante de la clase, es raro que este tipo de hombre esté tan celebrado en la sociedad. Hablamos sobre esto en clase, pero si los sexos fueron cambiados, y el protagonista fue una mujer, hubiera sido un escándalo que una mujer “provocativa” (uso las comillas para distinguir la diferencia en las descripciones. Mientras una mujer es “provocativa”, un hombre es “seductor” or “jugador”) entraría el cielo con los ángeles.

Don Juan como un reflejo de la política

Cuando contrasto el Don Juan de Tirso de Molina y lo de Zorrilla, me hace pensar en el contexto político en que fueron escritos y como nuestra narrativas cambian con la sociedad. El primer Don Juan, el de Tirso, sí, veo un varón arrogante, pero la fuerza de dios castiga a él cuando la estatua de Don Gonzalo le condena al infierno. No es decir que el Burlador de Sevilla está libre de la misoginia, sino que la obra concluye de manera dramática que enfatiza la naturaleza ineludible del pecado y el destino. Por otro lado, Don Juan Tenorio introduce un Don Juan arrogante, pero uno que todavía contempla su destino y las ramificaciones del pecado. Mientras los dos personajes demuestran indiferencia desenfrenada por las querencias y permiso de la mujer, el de Zorrilla tiene varias veces cuando pudiera arrepentirse, pero decidió seguir pecando. Entonces, sus acciones se encargan con un aspecto más premeditado y por extensión, un aspecto más malvado. Sin embargo, cuando finalmente encuentra a la estatua de Don Gonzalo, dice:

Don Juan: ¿Y qué es lo que ahí me das?

Estatua: Aquí fuego, allí ceniza.

Don Juan: El cabello se me eriza.

Estatua: Te doy lo que tú serás.

Don Juan: ¡Fuego y ceniza he de ser!

 

Entonces, vemos que Don Juan reconoce sus pecados y la inmoralidad de ellos, pero sólo le importa esa inmoralidad cuando está frisando a la muerte. Todo esto es decir que hay un aspecto más inmoral en las acciones del Don Juan de Zorrilla.

Más importante es que los destinos de Don Juan y su víctima Doña Inés son juntados, y es Doña Inés que le salva a su abusador. Por fin, Don Juan proclama,

Mas es justo: quede aquí

al universo notorio

que, pues me abre el purgatorio

un punto de penitencia,

es el Dios de la clemencia

el Dios de Don Juan Tenorio.

Que la obra termine de manera feliz implica un sistema patriarcal y el doble estandard. Este fin implica que dios puede olvidar el maltrato de las mujeres sin reparaciones ni justicia para las víctimas.

Al contrastar a los dos personajes, vemos reflejos de la política y cultura de cada época. En el caso de la obra barroca, los temas centrales son el destino y el pago por pecados de la misma manera que la inquisición mandó las leyes de la iglesia. En la de Zorrilla, el Don Juan es más emocional y la obra se enfoca en la salvación, y de esta manera, tiene semejanzas con los temas del Romanticismo. Sobre todo, los dos muestran la evolución del sexismo y la misoginia por muchos años.

Don Juan como un reflejo de la política

El Rol de la Religión en “Don Juan Tenorio”

Un tema muy prominente en la obra “Don Juan Tenorio” es la religión. El catolicismo tiene mucha influencia en España porque los reyes lo usan para gobernar el país. El catolicismo funciona como una ideología, una cultura, y una política. Se puede ver la influencia de la religión en la obra porque la conclusión representa las creencias del catolicismo. Primero, la idea de arrepentirse aparece en la conclusión de la obra. Don Juan Tenorio se da cuenta que él ha cometido muchos pecados y errores durante su vida, y pide perdón a Dios: “Yo, Santo Dios, creo en Ti; / si es mi maldad inaudita, / tu piedad es infinita… / ¡Señor, ten piedad de mí!” (líneas 3766 – 1770). Una idea central del catolicismo es la oportunidad de arrepentirse; si alguien se arrepintiera, Dios lo perdonaría, y la persona todavía podría ir al cielo. Don Juan se arrepiente, así que todavía merece ir al cielo.

Otros temas centrales del catolicismo son las ideas de la salvación y la vida eternal. Los católicos creen que Jesucristo murió para salvar toda la gente del mundo de sus pecados. Aunque Don Juan no es salvado por Jesucristo en la obra, Doña Inés actúa como Jesucristo y le salva a Don Juna: “La voluntad de Dios es: / de me alma con la amargura / purifiqué su alma impura, / y Dios concedió a mi afán / la salvación de don Juan / al pie de la sepultura” (líneas 3780 – 3785). Doña Inés actúa como un ángel, y ella le salva a Don Juan. Los dos van al cielo para celebrar la vida eternal. Esta idea de la vida eternal también es una creencia central del catolicismo. Los católicos creen que si alguien viviera una vida buena y se arrepintiera sus pecados, viviría para siempre en un paraíso con Dios. Don Juan va a recibir una vida eternal: “da a un alma la salvación / de toda una eternidad…” (líneas 3763-3765).

La conclusión de la obra es muy influido por el catolicismo. ¿Sería la conclusión diferente si España no fuera un país tan católico? ¿Cuánta influencia tiene la religión en la literatura y arte de un país?

Don Juan: arquetipo antiguo y moderno

Después de nuestra conversación en clase, sigo encontrando ejemplos modernos de Don Juan. Más específicamente, es interesante que un arquetipo antiguo todavía tenga una influencia relevante — y esté muy presente —  hoy en día. En general, Don Juan me recuerda a un hombre de la fraternidad, porque el estereotipo tiene mucho en común con la personalidad y acciones de Don Juan. Además, el personaje de Don Juan me hace pensar sobre cómo se forman los estereotipos. Obviamente, los estereotipos están formados por nociones preconcebidas, y a veces los prejuicios. Aunque los estereotipos son a menudo perjudiciales (e inexactos), algunos componentes de estos prejuicios tienen algo de verdad. Por ejemplo, hay similitudes entre Don Juan y los hombres de las fraternidades. Más específicamente, ambas figuras centran sus vidas en torno a la estructura social para demostrar su poder. Además, una crítica de la fraternidad y Don Juan es sus interacciones negativas con las mujeres, así que los dos son reconocidos por su agresión hacia las mujeres. Este fenómeno ha resultado en abusos sexuales, y por lo tanto es muy perjudicial. En el caso de Don Juan, él manipula a muchas mujeres para obtener relaciones sexuales. En este sentido, Don Juan y algunos hombres de las fraternidades ven a las mujeres como objetos para conquistar, y el sexo como una conquista. Obviamente, es importante reconocer que no todos los hombres de las fraternidades son ni malvados ni depredadores, pero vale la pena considerar a Don Juan como arquetipo, y las posibles ramificaciones de esta personalidad. 

Además, el fin de la historia crea un debate interesante sobre las repercusiones de las malas acciones de los hombres como Don Juan. Primero, pienso que la conclusión de la obra es muy representativa de la época, o el movimiento romántico. Creo esto porque el romanticismo da énfasis en la lección moral, el que se ve en el final trágico y la idea de la salvación por el amor. El rol del amor en la obra me recuerda a Christian Grey en Fifty Shades of Grey porque Don Juan y Christian Grey probablemente cambian su reputación como un “muchacho malo” debido a su amor por Anastasia y Doña Inés, respectivamente. La salvación por el amor de Don Juan es algo problemático ya que él no tiene que enfrentar consecuencias por sus actos malos. El amor recién descubierto de Don Juan por Doña Inés no debe disculpar los crímenes que cometió. Temo que esto difunda el mensaje que “los chicos serán chicos,” y como resultado las mujeres, se enfrentan al sexismo y al abuso innecesarios.