Los humanos y el celestial

José Martí personifica muchos ideales del movimiento modernista en Hispanoamérica. En su poema Dos patrias, hay muchas conexiones al celestial, y un teme que vuelve a ocurrir es la luz y la oscuridad. Se entrelazan Cuba, su país de origen, y la noche. No estoy totalmente segura de que hacer de esta comparación, pero creo que se usa la oscuridad para representar el acto de simplemente ser, sin sentido o sentimiento. La noche es una oscuridad universal, y dice que “La luz estorba y la palabra humana” (Dos patrias, líneas 10-11). La presencia de la luz es una distracción de ser basado dentro de sí mismo y la celestial. También, insinúa que dar las personas la clasificación de humanos es tomar de la experiencia de vivir y ser, porque “El universo habla mejor que el hombre” (líneas 12-13).

Hay una implicación que ser humano es aceptar su papel pequeño en la grandeza del universo, y sólo ser uno con tu mundo, como se expresa en Versos sencillos, cuando dice, “Yo vengo de todas partes, \ y hacia todas partes voy” (líneas 5-6). Nuestras vidas encarnan todo que ha venido antes, y aún nuestra individualidad es insignificante porque, cuando morimos, volveremos de nuevo a lo de que llegamos. En este poema también menciona la importancia de la noche y la oscuridad. En este caso, “[ha] visto en la noche oscura \ llover sobre mi cabeza \ los rayos de lumbre pura \ de la divina belleza” (líneas 13-16). En la primera línea, explica la claridad que llega en la oscuridad. Es una descripción de una experiencia extracorporal, y el visto que menciona no es con los ojos, porque no hay luz, sino más bien con su alma. Se describe la visión de “la divina belleza,” la brillantez del universo, y estar en contacto con este asombro es el propósito de ser.

Un retrato de José Martí, pintado por Herman Norman en 1891. (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jos%C3%A9_Mart%C3%AD_%C3%B3leo_Hermann_Norman_1891.jpg)