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La ironía de Sor Juana Inés de la Cruz

La discusión de Sor Juana y su trabajo en la introducción de El Divino Narciso me impulsó a releer La Respuesta, que creo que resume lo que Sor Juana representaba. Este blog discute mi opinión sobre este trabajo particular de ella, y creo que también se puede utilizar en una discusión de su poesía.

La Respuesta a la Hermana Filotea de la Cruz es un texto muy importante en términos de discusión feminista y un gran ejemplo de que las mujeres poseen la misma capacidad intelectual que los hombres. El texto en sí puede interpretarse desde una perspectiva feminista como un texto en defensa de los derechos de las mujeres, argumentando que las mujeres pueden, deben y tienen aptitudes para proponer otros objetivos en sus vidas que se extienden más allá de los muros de las mujeres.

Las ideas detrás de esta cita tienen dos partes. El primero es que las mujeres están limitadas a la cocina, así que eso es todo lo que saben. El segundo es que hay suficiente tiempo para que las mujeres filosofen, ya que hay una gran cantidad de trabajo manual y el tiempo que se pasa en la cocina. Sor Juana sabía que la educación puede de todas partes, y que el conocimiento que había en la cocina, era solo conocimiento que las mujeres podían saber. A pesar de esto, Sor Juana se habría sentido atrapada en términos de actividades educativas si se esperaba que siempre se ajustará a las tareas tradicionales de las mujeres en la cocina.

Sor Juana, deliberadamente trató de escribir como una mujer mansa. Estaba llena de ironía al final de la Respuesta, donde le ruega a la persona a la que se dirige que perdone la “casera familiaridad” de su estilo de escritura, y que no se haya “atrevido” a exceder los límites de su estilo ni a infringir los límites de su modestia. Sor Juana adopta la “casera familiaridad” que es típica de Sor Filotea, después de que Sor Filotea dijera que Sor Juana debería tomarla como modelo: “[…] Si el estilo, venerable Señora mía, de esta carta, no hubiere sido como a vos es debido, os pido perdón de la casera familiaridad o menos autoridad de que tratándolo como a una religiosa de velo, hermana mía… a lo que vos merecéis, que yo no me he atrevido a exceder de los límites de vuestro estilo ni a romper el margen de vuestra modestia”.

Sor Juana utiliza brillantemente su ingenio para adaptarse a su acusador y demostrar su capacidad intelectual. Ella misma representa la ironía de que una mujer sea tratada como estúpida mientras es muy inteligente. Sor Juana fue una mujer apasionada e inteligente que dedicó su vida al conocimiento y la perfección espiritual. Renunció al amor por la libertad intelectual. A juzgar por su otra prosa y verso, Sor Juana también fue una escritora comprometida con su sociedad, estrechamente involucrada con sus instituciones y su cultura nativa. La ironía era que al rechazar esta convención “femenina” del silencio, Sor Juana se reconocía como rara porque era una mujer que escribía sobre asuntos religiosos y una monja que escribía poesía profana. Esto se puede ver en la sección donde se dirige directamente a la religión para comunicar sus sentimientos y opiniones (página 30-).

Hombres necios

Este poema nunca deja de sacarme de quicio, y me fascina cada vez ver la prueba de que existía pensamiento feminista aún en el siglo diecisiete. Desde tiempos inmemoriales, y aún ahora, se suele echar la culpa de la seducción a las mujeres. En Paraíso Perdido por Milton, se ve a Eva adulada y fácilmente persuadida por la serpiente para que comiera el fruto prohibido. Débil en su vanidad y credulidad, Eva pasa a ofrecer el fruto a Adán, llevando a él, y a la humanidad, al pecado. Entonces tenemos una imagen de la primera mujer de todas como una seductora, y es una imagen cuyos efectos se sienten aún hoy en día. Pero Sor Juana pone este estereotipo patas arriba, sugiriendo que los hombres son “la ocasión / de lo mismo que culp[an]” (3 – 4). Introduce la idea, que de verdad me parece en aquel tiempo revolucionaria, de que el hombre tiene la misma culpa, si no más culpa, en la seducción. Se puede ver esto cuando dice, “¿Cuál mayor culpa ha tenido / en una pasión errada: / la que cae de rogada / o el que ruega de caído?” (49 – 52) Otra vez pienso en Paraíso Perdido con la mención del caer. Es una fuerte denuncia de la hipocresía masculina que presenta Sor Juana; critica resueltamente la tendencia de los hombres de ser mojigatos, de andar eligiendo y juzgando a las mujeres mientras siendo totalmente caprichosos y irrazonables sobre qué realmente quieren en una mujer. Además, las cualidades de la mujer que les escandalizan tanto, las crean ellos mismos. La representación que sugiere Sor Juana es revolucionaria también en la manera de que pinta el comportamiento femenino ante el amor. Hemos visto un montón de poemas, jarchas y moaxajas, que representan a la mujer como histérica, una ruina sin control de sus emociones, enfermando al hombre normalmente imperturbable. Pero Sor Juana nos presenta con una representación de la mujer como la pareja más lógica en asuntos de amor. Es una inversión de roles refrescante. Al terminar este poema siempre estoy enardecida; Sor Juana hace un comentario mordaz sobre el hombre, equiparándoles no a dioses y reyes como suelen ser comparados, sino al “diablo, carne y mundo” (67 – 68). En un mundo donde el poder masculino seguramente era sofocante, Sor Juana socava su autoridad, reduciendo a los hombres a chicos traviesos que hacen cosas verdaderamente fatuas.Mira en esta foto como Eva se tapa la cara con las manos en su vergüenza: ella es la mujer pecadora desde el principio.

El Divino Narciso: La importancia de la religión en la vida de Sor Juana

Lo que me llamó la atención sobre el Divino Narciso de Sor Juana Inés de la Cruz es el aspecto puramente religioso de la obra. Anteriormente, solo he leído La Respuesta escrita por Sor Juana y la no he visto como una figura religiosa, una monja, sino una mujer intelectual. Como nota el comentario sobre la obra, “The practice of Reading Sor Juana chiefly through The Answer and her secular poetry has led to her acknowledgment as a poet, an intelectual, and a defender of women’s rights, but it has made possible the denigration of her vocation as a nun who prays, reads, thinks, and writes—all as a part of her religious calling.”
Dentro de El Divino Narciso, que relata la conquista de las Américas con la personificación de esa región, hay una cierta valoración por parte de Sor Juana sobre la religión cristiana. Ella no trata de castigar la imposición de la religión en las Américas, como en Nueva España, porque Sor Juana su misma beneficia y es un producto de esa doctrina; no se puede ignorar que es monja. Al mismo tiempo, Sor Juana presenta la situación de la conquista de las Américas como algo inevitable y, al menos violente, con el personaje del Celo. Mientras Celo—que posiblemente representa los conquistadores españoles—está descrito como una presencia masculina con rasgos impulsivas y violentas, se caracteriza la Religión Cristiana como una mujer más justa, pacifica, y paciente. Para Sor Juana, la religión permanece como una figura, una doctrina, que resembla la paz y la verdad. El Divino Narciso puede ser una celebración no solo de la religión en general, sino de lo que había significada la religión para la vida de Sor Juana.