Borges y su identidad

Juan Luis Borges es famoso por su exploración de lo existencial y metafísico. En “Borges y yo”, se cuestiona a sí mismo y a su identidad personal, creando un personaje aparte el narrador “yo”, que personifica este lado cuestionador. Al llamar a la otra identidad “Borges”, el narrador enfatiza que el otro Borges es el “a quien le ocurren las cosas”, o la cara pública, porque Borges es probablemente el nombre que los reporteros y otros se refieren a él. La forma en que el narrador habla de Borges sugiere que es superior porque el propio narrador está “destinado a perder[se]”, y también Borges ganó el derecho a su nombre partido. En la historia, el narrador critica al Borges, llamándolo “vanidoso” y como un “actor”. Este narrador, sin embargo, se resigna a seguir siendo parte de Borges, diciendo “Yo he de quedar en Borges, no en mi (si es que alguien soy)”. Esta resignación muestra que él sabe que es vital para Borges, y que no sabe si es posible ser distinto de el Borges que se ve públicamente.
Borges ilustra sí mismo como dos personajes de una manera que yo no habíamos visto antes, aunque hemos visto a un autor escribir sobre sí mismo antes- la “Piedra negra sobre una piedra blanca” de César Vallejo. En el poema de Vallejo, sin embargo, él mira hacia atrás y registra los detalles de su muerte, y el poema de Borges se mira a sí mismo desde el momento actual y reflexiona sobre él mismo, percibiendo su personalidad pública. El estilo experimental de la historia sugiere que pertenece a la era vanguardista. Exploramos temas de identidad como la literatura del modernismo, pero el modernismo explora específicamente la identidad latinoamericana, mientras que Borges está interesado en su identidad personal.