Desde el principio de la obra, es claro que las mujeres juegan cierto papel en respeto a los hombres. Viendo que la jornada literalmente comienza con Don Juan ‘gozando’ de Isabela, sabemos que los mujeres se ven como objetos sexuales. Sin embargo, luego durante la escena entre el rey de Nápoles e Isabela, aprendemos que la mujer noble, respetable, y valiosa nunca tiene relaciones sexuales antes de su boda. En otras palabras, debe ser virgen antes del matrimonio. La importancia de esto es demostrado en la obra cuando el rey le dice a Isabela, “calla, que la lengua no podrá dorar el yerro que has cometido en mi ofensa” (168-170). Tan pronto como pierde su virginidad, también pierde su dignidad. Por eso, tiene sentido que Tisbea, la única otra mujer en la obra hasta ahora, es tan orgullosa de su virginidad y también tan desolado cuando Don Juan se la roba sin casarse con ella.
La obra implica la idea de que hay dos tipos de mujeres: los mujeres puras que serían esposas adecuadas, y mujeres de poca importancia que se usan solamente para placer sexual. Unos refieren a este concepto como ‘la dicotomía entre la Virgen y la puta’ que existe en la sociedad, y cada mujer debe escoger ser una, porque no hay un término medio entre las dos. En ambos casos, la mujer sirve para el hombre, como o su esposa o su seductor. Como resultado, ella es automáticamente subordinada. Creo que la obra sigue hablando de mujeres en esta manera un poco negativa. La cita que más me llama la atención es cuando Octavio se entera de que Isabela supuestamente le ha engañado y dice, “no hay cosa que me espante, que la mujer más constante es, en efeto, mujer” (356-358). Lo dice como si existieran cualidades inherentemente negativas sobre ser mujer, como si todos las mujeres fueran malvadas de alguna manera. No importa lo que hace, ella no puede ganar.
No sé si esta caracterización de las mujeres solamente refleja el papel social de la mujer en España en aquel entonces o si Tirso de Molina estaba haciendo un tipo de comentario, pero pienso que hasta aquí, las mujeres en El burlador de Sevilla solamente se valoran en su castidad.