Obsesión con la muerte

Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique, es una exploración sobre el tema de la muerte muy interesante. Este poema, con cuarenta coplas, empieza como una lamentación de la muerte. Al principio, es claro que el narrador está obsesionado con la idea de que la vida es irrelevante porque nadie tiene el control sobre la muerte, y por eso está tratando de llegar a un acuerdo con como puede vivir con esta información. En la copla III, escribe “Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir” (1), que usa la metáfora de cuerpos de agua para significar los dos, la vida y la muerte, como partes de la misma cosa. También, en la copla V, escribe, “Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar” (2). Otra vez, Manrique está conectando la vida y la muerte con una característica común. Claramente, es difícil para el narrador que la muerte representa una pérdida de control, que se ve en la copla XII, cuando escribe “la muerte, la celada en que caemos” (3). Este representa la muerte como una cosa mala, pero Manrique también juega con las ideas de la muerte como una manera al entrar al cielo religioso. Hace referencias a la muerte como otro lugar, pero no dice explícitamente que la muerte significa un viaje a un lugar religiosa, un paraíso. Posiblemente, quiere expresar que siente inseguro sobre la existencia del cielo. En la copla V, escribe, “Partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos; así que, cuando morimos, descansamos” (2). Estas líneas sugieren que la vida está llena de acción, y que solamente en la muerte, una persona se puede parar la acción y descansar. Entonces, esto puede aludir a la existencia del cielo religioso, pero no es explícito. Pero, al fin del poema, Manrique claramente habla sobre la muerte como una experiencia religiosa, con la personificación de la muerte, quien llegó a la villa de Don Rodrigo, y dice muchas cosas sobre la vida y la muerte. Por ejemplo, dice al Rodrigo en la copla XXXV, “Aunque esta vida de honor tampoco no es eternal, ni verdadera” (9). Y Rodrigo responde en copla XXXVIII, “Y consiento en mi morir con voluntad placentera, clara y pura, que querer hombre vivir cuando Dios quiere que muera, es locura” (9). Con esto, Dios esta presente claramente en la pregunta de la vida contra la muerte. Entonces, a si que por mucho del poema, estábamos contendiendo con la presencia religiosa en la muerte, Manrique usa está alegoría de Don Rodrigo y la personificación de la Muerte para afirmar la presencia de Dios en este rio de la vida y la muerte.