La Perspectiva de Las Mujeres en las Jarchas

Un tema que a mi me pareció interesante particularmente en las jarchas fue la omnipresencia y también ausencia completa de la mujer. Una mujer suele protagonizar estas composiciones cortas, resultando en el sentimiento de una mujer colectiva. La voz seductiva, angustiada, y a veces suplicante que invoca el poeta al final de su poema casi se puede oír gimiendo, enferma de amor. La mayoría de las veces, la temática de las jarchas es de índole amorosa y el tono es profundamente doloroso. Frecuentemente traen a la memoria un affaire intenso y lleno de emoción, una relación que haga que las dos partes vuelvan locas de amor. Y es posible que fue así. Pero esta imagen se ve enredada cuando se nota que por lo común, las mujeres no desempeñaban ningún papel en el escribir de estas experiencias; los poetas casi siempre fueron hombres. Entonces, las jarchas que se enrollan en la historia de la mujer desesperada, anhelando la atención de su amigo/amante, ahora aparecen como un poco atrevidas, cuando no arrogantes, por parte del hombre. Vuelve más complicado aún cuando se trata del abuso sexual, como vemos en la jarcha de Yehuda HaLevi: “¡No me muerdas, amigo! ¡Yo no quiero al que hace daño! Mi corpiño es frágil. ¡Basta! A todo me niego.” Me parece raro la yuxtaposición de palabras que sugieren violencia, como mordery hacer daño, igual que el tono urgente, y la palabra cariñosa “amigo”. Me pregunto si el poeta de verdad está preocupado por el asalto sexual de la mujer; quizás está intentando arrojar luz sobre el tema del consentimiento. Por otro lado, puede ser que esté quitando importancia de la situación, pintando la resistencia de la mujer como su forma de coquetear. ¿Está el poeta del parte de la mujer que imita, o son estas jarchas una manera de oprimir y quitar las voces de las mujeres? Bueno, no está claro, pero es seguro que no estamos leyendo sólo unas experiencias amorosas desde la perspectiva de una mujer. Al contrario, las jarchas revelan algo con varios niveles de lectura, y hay que desentreñarlas para apreciar su sentido.