Alegría y orgullo nacional

La importancia de respeto y auto gobernación en una nación siempre llevaron un papel muy importante en la vida de José Martí.  Desde que era un adolecente, participaba en activismo y estudiaba con la meta de ganar independencia política para su país.  En cada país donde vivió, continuaba participando en protestas y campañas para lograr independencia en cada lugar.  Sus metas no fueron limitados a Cuba, su país de origen, y fueron algo que le importaba en cualquier lugar. Esta manera de empatizar con cualquier grupo de gente le sirvió bien cuando estaba escribiendo sus Versos sencillos, donde la apreciación de la belleza de su país logra ser algo experimentado por todo el país.

En los Versos sencillos, Martí usa su apreciación para su país para crear un grito de orgullo nacional, que extiende los valores que tiene Martí hasta el país entero.  En el segundo verso del poema, escribe “Yo vengo de todas partes / y hacia todas partes voy” (5-6).  En este modo, toma control del narrativo del país entero, estableciendo a sí mismo como una autoridad que puede juntar todos los puntos de vista que constituyen a Cuba.  En el verso siguiente, usa la belleza de Cuba para establecer una experiencia comunal, y luego lo extiende para convertirse en un sentido espiritual comunal, diciendo “Yo sé … de mortales engaños / y de sublimes dolores” (11-12).  Después de establecer su autoridad como la voz de toda la gente cubana, usa su posición para promover la alegría y orgullo nacional. Finalmente, usa su posición para promover un mensaje de sobrevivencia y resistencia.  El acto de escribir poesía se convierte en un arma, que se usa para defender a sus derechos como poeta y su país entero.  Después de establecerse como un hombre común que puede representar al país entera, usa su plataforma para promover alegría y justicia en su país.