La sexualidad de Diana en El perro del hortelano

Vemos por primera vez la presencia y urgencia de la sexualidad de Diana en la primera escena de jornada una:

¡Ah, gentilhombre! ¡Esperad!
¡Teneos! ¡Oíd! ¿Qué digo?

¡Hola! ¿No hay aquí un criado?
¡Hola! ¿No hay un hombre aquí? (Vega 37)

En esta escena, Diana piensa que algún hombre ha enterado su palacio. Cierto, busca a un hombre porque tiene que asegurar que no hay varones desconocidos en su palacio, pero al mismo tiempo, lo dice con cierta urgencia y fuerza. Pienso que su búsqueda para hombre no apoya el tropo de la damisela en apuros por la fuerza y agencia con que habla Diana en este momento. No espera que Fabio o Otavio llamen por el intruso; lo hace por sí misma. Por eso, pienso que esta primera escena alude a la sexualidad de mujer como motivo en esta obra.

Otro ejemplo de la sexualidad de Diana es el simbolismo del sol que se repite entre la obra para representar el personaje de Diana. En línea 125, Fabio dice, “Ícaro al sol no subía/que, abrasándole las plumas,/cayó en las blancas espumas/del mar?” con respecto al “ladrón” (Ícaro) y la perseguida, o sea, Diana el sol. Otra vez Diana se refiere a sí misma como sol en respuesta al comento de Teodoro, “Mas pintaron a Faetonte/y a Ícaro despeñados:/uno, en caballos dorados,/precipitado en un monte,/y otro, con alas de cera/ derretido en el crisol/del sol” (819-24). Responde Diana, “No lo hiciera el sol/si, como es sol, mujer fuera” (825-6). Este intercambio reconoce el tropo de la mujer como objeto sexual, o como seductora que tienta a los hombres. Sin embargo, la sexualidad ardiente, aún “peligrosa”, pertenece a Diana misma y la controla.

Al final de la primera jornada, Teodoro dice, “Pero si ellas nos dejan cuando quieren/por cualquiera interés o nuevo gusto,/mueran también como los hombres mueren” (1184-6). Habla más de Marcela que de Diana, pero sí reconoce la sexualidad y el amor de la mujer. Es un cambio radical pensar en las mujeres como seres sexuales parecidos a los hombres, y no como damiselas en apuros que necesitan que alguien le ayude.